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Qué es la “hustle culture”, la tendencia que glorifica la productividad pero arrastra al estrés y la culpa

today11/05/2025

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Se trata de un enfoque que promete el éxito basado en rutinas cargadas de actividades, de esfuerzo personal y superación, ya que consideran que todo tiempo muerto es un desperdicio. Cuáles son sus consecuencias y cómo es la “slow productivity”, su contracara.

La alarma suena a las 5 am y la chica sale de la cama directo al baño a hacerse los primeros pasos del skincare hasta las 5.13. A las 5.17, se toma un café de cápsula mientras se viste con ropa deportiva. Hace la cama a las 5.23 y 5.31 se va al gimnasio. Vuelve a las 7.04. Se prepara un desayuno con mucha proteína, más café -quizás, mate- y frutas. A las 7.37 se baña, se cambia y termina de maquillarse a las 8. Hace yoga hasta las 8.30, que graba algunos contenidos para subir a su cuenta y a las 9 se conecta a la primera call del día.

La escena sigue, pero quién no se topó con un video así en redes sociales en donde muestra este tipo de rutinas cronometradas en las que se le reza a la productividad y al rendimiento. La hustle culture o “cultura del ajetreo” comprende esta idea que está muy instalada actualmente en los más jóvenes y cuyo éxito se basa en estar todo el tiempo “haciendo algo útil”.

Suelen glorificar a quienes se levantan entre las 4 y 5 de la mañana, hacen ejercicio, trabajan muchas horas, hacen cursos, leen, cocinan, emprenden y se mantienen ocupados para sacarle provecho hasta el último minuto del día. Es como un pajarito encima de la cabeza que te martilla con todo lo que tenés que hacer, como si tener un momento de ocio fuese un pecado.

“No hay una traducción al castellano precisa. Es una tendencia que no veo como una moda o una casualidad, sino como un producto de la globalización, de lo efímero, de la individualización y el fin de los horarios. Tradicionalmente, la cultura de la fábrica era con turnos, compañeros que veías todos los días, conversaciones, reclamos y movimientos sindicales. Acá, la idea de trabajar hasta morir tiene que ver con la autoexplotación, con que uno va a triunfar y va a tener éxito gracias al esfuerzo personal“, definió el sociólogo Carlos de Angelis en diálogo con TN.

Para él, esta mentalidad es una nueva forma de generar un mundo de trabajadores por fuera de estructuras modernas y tradicionales.

También el especialista mencionó que hay una necesidad de estar conectados 24/7: “Ya la vida personal con la vida profesional o laboral dejan de estar separadas, porque pasa a ser la vida en los celulares. Esta lógica empuja a estar siempre conectado, a sacarle horas al sueño, al descanso, al tiempo en familia o con amigos”.

Video Placeholder

Un usuario de TikTok comparte su rutina que empieza a las 3 de la mañana y muestra su “productividad”. (Video: X)

De hecho, actividades como salir al cine o compartir una comida se ven como una pérdida de tiempo, porque todo lo que no es productivo se considera un desperdicio. Según planteó el especialista, se mezclan dos variables: la soledad estar (conectado) al mismo tiempo con el mundo.

Y algo no menor es la aparición de imágenes de lo que representan el éxito para ellos. “Está el que gana mucha plata, el que tiene un Lamborghini, el que muestra el Rolex, la que compra carteras Louis Vuitton o los maquillajes más caros, o el que se hizo millonario jugando en la bolsa”, señaló De Angelis. En ese sentido, profundizó: “Se idealiza mucho el trading, el Bitcoin y toda esta idea de ganar plata desde casa, incluso sin entender bien qué se compra o se vende. Es una especie de capitalismo sin territorio, con bienes inmateriales, que atrae por la promesa de libertad financiera instantánea”.

Hace uno o dos años, se viralizó el video de un chico que se levantaba a las 4 de la mañana para tradear desde temprano “para ganarle al resto” e incentivaba desde sus redes a seguir su camino con la promesa de triunfar y cambiar tu estilo de vida a uno ampliamente superior. “Esa competencia constante, contra otros o contra uno mismo, genera ansiedad, agotamiento y problemas de salud mental como el burnout. Además, se pierden hábitos básicos como alimentarse bien o cortar la jornada laboral: hay gente que vive con un café en la mano o comiendo una ensalada en el escritorio para no perder tiempo”, desarrolló el sociólogo.

Las historias que comparten algunos de estos jóvenes que apuestan a la "hustle culture". (Foto: Captura Instagram)
Las historias que comparten algunos de estos jóvenes que apuestan a la “hustle culture”. (Foto: Captura Instagram)

Cuáles son las consecuencias de la “hustle culture”

Sin lugar a duda, la “hustle culture” trae consecuencias en la salud física y mental de las personas que la practican.

De acuerdo a lo que indicó a este medio la psicóloga Micaela Zappino (MN.: 85345), tiene efectos muy profundos en la subjetividad de las personas. “Se instala una lógica donde el valor personal está directamente asociado al hacer constante, al logro, a no frenar nunca. Y eso genera mucha ansiedad, insatisfacción crónica, cansancio emocional y físico, e incluso depresión o burnoutEs una cultura que no deja espacio para el deseo, para la pausa, para el vacío tan necesario en la vida psíquica“.

En esa línea, describió: “En quienes internalizan este modelo, lo que se observa es una autoexigencia feroz. Son personas que sienten que nunca hacen lo suficiente, que incluso en sus momentos de descanso se sienten culpables o improductivas“.

Estrés, insomnio, ansiedad: algunas de las consecuencias negativas de la "hustle culture". (Foto: Adobe Stock)
Estrés, insomnio, ansiedad: algunas de las consecuencias negativas de la “hustle culture”. (Foto: Adobe Stock)

Ante ello, advirtió que suelen aparecer algunos síntomas como insomnio, irritabilidad, ataques de ansiedad, falta de motivación, desconexión emocional, e incluso trastornos psicosomáticos.

“Lo más complejo es que muchas veces todo esto está romantizado, más con la sociedad de hoy en día donde se asocia el agotamiento con el éxito, como si vivir al límite fuera una especie de medalla de honor. Y eso es lo peligroso, porque se naturaliza el sufrimiento y se invisibiliza el malestar. Vivimos en una época donde estar ‘quemado’ puede ser visto como estar re comprometido. Y ahí hay algo para desarmar”, reflexionó la licenciada Zappino.

Qué es la “slow productivity”, la contracara que busca producir con conciencia

En respuesta a esta tendencia, surgió lo que se conoce como “slow productivity” o productividad lenta. Se trata de una forma de trabajar que propone bajar un cambio y dejar de correr todo el tiempo atrás de mil tareas a la vez. Apunta a enfocarse en menos cosas, pero hacerlas bien y con menos estrés. No se trata de trabajar menos, sino de trabajar mejor, cuidando la salud mental y el equilibrio con la vida personal.

“Viene a plantear una alternativa a esta lógica frenética. No se trata de hacer menos por hacer menos, sino de producir con conciencia, con registro de nuestros límites, de nuestras necesidades reales, de lo que deseamos y no solo de lo que debemos hacer. Es una forma de poner en pausa a este imperativo de rendir todo el tiempo y empezar a preguntarnos ¿para quién hago lo que hago?, ¿qué me mueve realmente?, ¿qué espacio hay para mí en lo que produzco?“, analizó la psicóloga.

Asimismo, destacó: “Este enfoque cubre una necesidad muy básica pero olvidada que es el derecho a habitar el tiempo propio, a desconectarse de la lógica capitalista que nos exige ser máquinas y volver a ser sujetos”.

Como contracara a la “hustle culture”, sacar el pie del acelerador y trabajar a un ritmo más tranquilo -pero consciente- tiene efectos positivos sobre nuestra salud: mejora el vínculo con uno mismo, con los otros, con el cuerpo. Además, reduce la ansiedad y estar menos estresados y apurados nos permite reconectar con el deseo, con la creatividad, con el disfrute y el placer.

Qué es la "slow productivity", la contracara de la "hustle culture" que viene a ponerle un freno al estrés en la rutina. (Foto: FreePik)
Qué es la “slow productivity”, la contracara de la “hustle culture” que viene a ponerle un freno al estrés en la rutina. (Foto: FreePik)

“Hoy en día estamos corriendo todo el tiempo, vivimos en modo automático y todo aquello que no produce queda afuera, como por ejemplo el juego, el ocio, el amor, el descanso. Y justamente, son esos espacios los que sostienen la salud mental. Trabajar con una lógica más consciente permite priorizar el bienestar por sobre la exigencia. No quiere decir que no seamos responsables o comprometidos con nuestras actividades, sino que dejemos de vivir atados a un ideal de perfección y productividad que, en realidad, nos aliena, frustra y agobia”, afirmó.

¿Qué hacer para salir de esa productividad tóxica?

Zappino enumeró algunas cuestiones fundamentales para construir una relación sana con el trabajo y la productividad en la vida cotidiana:

  • Lo primero es poder reconocer que el descanso es legítimo. No hay que ganárselo. El cuerpo, la mente y las emociones necesitan tiempo para procesar y descomprimirse.
  • Es importante poner límites, poder decir que no y habilitarse a no estar al 100% todo el tiempo. Una herramienta clave es empezar a registrar las propias necesidades, escuchar al cuerpo y a los afectos.
  • Volver a habitar el presente, aunque cueste, también implica revisar los discursos internos: ¿de quién es esa voz que me exige tanto?, ¿cuándo aprendí que valía sólo si producía? Salir de la autoexigencia no es fácil, pero es posible si se hace de manera amorosa, sin juzgarse por no poder parar de un día para el otro.
  • En la actualidad, se escucha mucho ese deseo de cambio, pero también es difícil correrse de la lógica productiva. Porque incluso cuando una parte del sujeto quiere frenar, otra parte se siente culpable. Ahí es donde el trabajo terapéutico ayuda a desarmar esos mandatos, esos ideales que a veces ya no tienen sentido pero que siguen operando desde adentro. El trabajo en terapia ayuda a procesar la culpa, diferenciar el deseo del mandato y construir una narrativa propia sobre lo que uno quiere y necesita.
  • La psicología tiene un rol fundamental, porque muchas veces las personas creen que el problema está en ellas, cuando en realidad están respondiendo a un discurso social que empuja a la autoexplotación.
  • No se trata de adaptarse mejor al sistema, sino de cuestionar qué del sistema está afectando nuestra salud mental. “Acompañar este cambio es también una forma de apostar por vidas más sanasmás deseantes, más libres”, cerró.

Written by: E-GRUPOCLAN

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