El Instituto Nacional del Envejecimiento, un organismo que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos, indicó que hay una serie de pautas fundamentales para mantenerse saludables y envejecer de mejor forma. Muchas de ellas son de fácil aplicación.
La evolución científica y tecnológica contemporánea contribuyeron a que la calidad de vida y la longevidad mejoraran en relación con otras épocas. Mientras hace años alguien podía morir por enfermedades que ahora son de fácil tratamiento, ahora incluso hay mayor acceso a información destinada al bienestar personal.

Hábitos saludables para envejecer de forma saludable
Con base en una serie de investigaciones, el organismo determinó que los siguientes hábitos contribuyen a mejorar la longevidad y tener una mejor calidad de vida al envejecer.
Luchar contra el sedentarismo: la actividad física prolonga y mejora la vida. Entre sus beneficios, a largo plazo, están: la reducción del dolor, la prevención de discapacidades y el incremento de las chances de conservar autonomía a medida que envejecemos.
Cuidar la alimentación: tener una dieta saludable. La sugerencia de “comer bien” no solo está relacionada con el peso, sino también con aportar al cuerpo los nutrientes necesarios y evitar opciones muy procesadas.

No trasnochar: dormir entre siete y nueve horas diarias es fundamental para el descanso del cuerpo; también para conservar un buen estado de ánimo y la capacidad de reacción. Con esto último, se evitan caídas.
No fumar (o dejar de hacerlo): entre los beneficios que trae dejar de fumar, están:
- Mejoras en la salud cardiovascular.
- Mejoras en la función pulmonar.
- Mejoras en el sentido del gusto.
- Mejoras en el rendimiento físico.
Además de esto, se estima que también reduce el riesgo de parecer distintos tipos de cáncer.
Dejar el alcohol (y otras sustancias): al envejecer, cambia la forma en la que cuerpo procesa el alcohol. En exceso, el consumo de alcohol afecta a distintos organismos.
Esquivar el aislamiento: los vínculos saludables contribuyen a mejorar el bienestar emocional y cognitivo.
Aprender a manejar el estrés: distintas investigaciones sugieren que el estrés crónico propicia trastornos físicos y mentales. La meta es propiciar una buena salud mental.
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