El corrector de ojeras es un infaltable en cualquier neceser de maquillaje. Su función es simple pero poderosa: disimular el cansancio, iluminar la mirada y dar frescura al rostro. Sin embargo, aplicado de manera incorrecta puede generar el efecto contrario.
El exceso de producto o una mala técnica pueden acentuar arrugas, marcar pliegues y provocar el temido “efecto mapache”: ese contorno blanco alrededor de los ojos que parece artificial y resalta aún más la hinchazón o las líneas de expresión.

Cómo aplican el corrector los maquilladores
Los expertos coinciden en que hay una técnica sencilla para evitar estos errores y aprovechar al máximo los beneficios del producto:
- No lo apliques justo debajo del ojo. El corrector debe colocarse en la parte más baja de la ojera, donde la sombra es más intensa.
- Olvidate del aplicador del envase. Su esponjita deposita demasiado producto en una zona muy delicada. Lo ideal es trabajar con una brocha pequeña o una esponja limpia, que permiten difuminar mejor.
- El secreto está en el surco. Aplicá el producto allí, donde más oscuridad se acumula, y extendelo hacia afuera. Después, difuminá bien los bordes para que se funda con el resto del maquillaje y evitar cortes blancos.
- Menos es más en la línea de pestañas. Esa área debe recibir la mínima cantidad de corrector, porque es donde los pliegues se marcan con mayor facilidad.
- Efecto lifting: colocá un pequeño punto extra al final de la ojera y difuminalo en dirección ascendente

Para que el corrector luzca bien, la piel debe estar lista. Los maquilladores recomiendan hidratar la zona con un contorno de ojos ligero antes de aplicar cualquier producto. De esta manera se evita que el corrector se cuartee o resalte arrugas.
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