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Un nuevo medicamento anti-necrótico busca atacar uno de los mecanismos celulares detrás del envejecimiento. Los ensayos a gran escala buscan transformar la medicina en los próximos años
Los científicos podrían estar a punto de lograr lo que durante décadas ha parecido imposible: desarrollar el primer medicamento aprobado para tratar el envejecimiento. Según reseña Popular Mechanics, un equipo de investigadores del University College London ha creado fármacos “anti-necróticos” capaces de suprimir hasta el 90% de la necrosis celular, el proceso de autodestrucción descontrolada que subyace a muchas enfermedades relacionadas con la edad. Los ensayos clínicos de estos revolucionarios medicamentos comenzarán a finales de 2025.
La necrosis representa uno de los mecanismos más destructivos del envejecimiento celular. A diferencia de la apoptosis, que es una forma regulada y beneficiosa de muerte celular que ayuda a prevenir enfermedades y cánceres, la necrosis es un proceso descontrolado donde las células afectadas se hinchan hasta romperse, liberan su contenido en el entorno circundante. Este proceso desencadena una cascada de problemas que incluye inflamación crónica, inestabilidad genética y, eventualmente, tumores de crecimiento rápido.
Según informó Popular Mechanics, la investigación publicada en la revista Nature Oncogene se centra específicamente en las enfermedades renales y cómo la comprensión de la necrosis podría conducir a terapias innovadoras. La enfermedad renal afecta a casi la mitad de todas las personas mayores de 75 años, lo que la convierte en un objetivo estratégico para probar estos nuevos tratamientos.
La doctora Carina Kern, genetista formada en el University College London y actual directora ejecutiva de la empresa biotecnológica LinkGevity, desarrolló su enfoque revolucionario a partir de una experiencia personal devastadora. Cuando tenía entre siete y ocho años, observó cómo la salud de su abuela se deterioraba rápidamente debido a una enfermedad relacionada con la edad, mientras los médicos adoptaban una actitud de inevitabilidad derrotista.
“En ese momento, no podía comprender cómo yo me curaba tan fácilmente de casi cualquier lesión y volvía a la normalidad. Pero con ella, los médicos simplemente decían ‘no puedes intervenir, es solo envejecimiento’”, relató Kern a Popular Mechanics.
Décadas después, mientras trabajaba en el Instituto de Envejecimiento Saludable del University College London, Kern desarrolló lo que denomina la “Teoría Blueprint” del envejecimiento. Esta teoría investiga los orígenes fundamentales del envejecimiento y, más importante aún, las áreas clave donde la intervención puede ofrecer los mayores beneficios para la salud. La inspiración para la estructura de la teoría proviene de una técnica del mundo financiero conocida como “modelado de factores“, un método estadístico que ayuda a comprender los factores impulsores de sistemas complejos.
En las células humanas, la muerte no es intrínsecamente perjudicial. Existen mecanismos programados, como la apoptosis, que permiten eliminar células dañadas de manera ordenada y beneficiosa, previniendo enfermedades y ciertos tipos de cáncer.
La necrosis, en cambio, representa la contraparte desregulada: una forma de muerte celular que destruye tejidos y provoca inflamación crónica, inestabilidad genética y, en ocasiones, tumores de rápido desarrollo. Durante la necrosis, la célula se hincha hasta romperse, liberando su contenido y generando un ambiente hostil en el organismo.
La diferencia fundamental entre apoptosis y necrosis radica en el control y las consecuencias que producen en el organismo. Mientras la apoptosis favorece la salud tisular, la necrosis genera desorden a nivel celular y sistémico, lo que acelera el deterioro de los tejidos y el progreso de enfermedades crónicas.
La necrosis tiene un papel protagónico en numerosas enfermedades asociadas al envejecimiento. Según reseña Popular Mechanics, está implicada en patologías como el Alzheimer, el Parkinson, varios tipos de cáncer y, de forma destacada, la enfermedad renal. Todas comparten un denominador común: destrucción celular descontrolada que incrementa el daño tisular y precipita el deterioro funcional.
La enfermedad renal resulta especialmente relevante. La revisión publicada en la revista Oncogene en mayo de 2024, encabezada por Kern y un equipo de especialistas, analiza cómo comprender la necrosis podría abrir nuevas vías para el tratamiento de estas dolencias. La enfermedad renal afecta a casi la mitad de las personas mayores de 75 años y evidencia la necesidad de soluciones innovadoras.
La elección del riñón como órgano de estudio responde a razones concretas. El doctor Kieth Siew, especialista renal y coautor del artículo, enfatiza que el riñón es el órgano más solicitado para trasplantes y el que presenta mayor riesgo de fallecimiento durante la espera.
Además, la enfermedad renal evidencia envejecimiento acelerado en los tejidos, lo que brinda un modelo ideal para evaluar nuevos tratamientos en menos tiempo que en otras enfermedades relacionadas con la edad.
El desarrollo de un fármaco “anti-necrótico” enfrentó numerosos desafíos. Durante décadas, los intentos de intervenir en este proceso fracasaron, pues se consideraba demasiado complejo. Kern y su equipo identificaron que la clave está en bloquear varios objetivos moleculares al mismo tiempo.
En 2024, el grupo publicó los avances de su investigación en un artículo preliminar. Las pruebas in vitro dieron resultados alentadores: “Hemos visto hasta un 90% de supresión de la necrosis“, afirmó Kern en declaraciones recogidas por Popular Mechanics. El hallazgo indica que es posible interferir en la necrosis y disminuir considerablemente su impacto, al menos bajo condiciones controladas en laboratorio.
La base molecular de la necrosis, según Kern, reside en la pérdida de gradientes de iones de calcio. En circunstancias normales, la concentración de calcio en el interior celular es entre 10.000 y 100.000 veces menor que en el exterior. El calcio actúa como señalizador clave y regula diversos procesos celulares. Si la regulación se pierde debido al estrés, se activan vías destructivas que culminan en la necrosis.
Pese al optimismo y los resultados preliminares positivos, Kern y Siew mantienen la cautela. “‘Afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias’”, subrayó Siew según Popular Mechanics. El rigor profesional prevalece, y ambos investigadores insisten en que solo la obtención de datos sólidos permitirá validar el verdadero potencial de los anti-necróticos.
Hasta la fecha, los resultados exitosos se restringen a pruebas in vitro. La prueba definitiva llegará con los ensayos clínicos en seres humanos, que evaluarán la seguridad y eficacia del fármaco en condiciones reales.
Kern y su equipo de LinkGevity anunciaron que comenzarán los ensayos clínicos de su medicamento anti-necrótico a finales de 2025. Los estudios tomarán entre dos y tres años, periodo durante el cual se recopilarán los datos necesarios para decidir si este enfoque puede transformar el envejecimiento en una condición tratable.
Al término de los ensayos, se espera contar con evidencia suficiente para analizar el impacto real de los anti-necróticos en la salud humana y su potencial transformador para el tratamiento de enfermedades relacionadas con la edad. La expectativa sobre estos fármacos abre la puerta a una medicina donde el envejecimiento podría dejar de ser un destino inalterable.
Written by: E-GRUPOCLAN
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