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HUMOR PARA LEER Y ESCUCHAR Reflexiones de la vida diaria: «Metidas de pata» E-GRUPOCLAN
A lo largo de la historia del cine la definición de maestro fue mutando y adaptándose a diferentes situaciones y fundamentos que incluso varían del lugar donde se buscan. Desde los que saben de un tema y lo enseñan; docentes que ofician como tales en aulas; compositores de música o directores de orquesta; eximios instrumentistas, escritores y dramaturgos, coreógrafos o bailarines, pintores y escultores, actores o cantantes; directores de teatro o de cine, y la lista sigue sin interrupciones.
Desde del silente, es decir aquel en el que las palabras solían leerse como entretítulos, y una vez llegado el sonoro, el cine ha tomado la figuras de maestros para obras de todos los géneros. Ya en la década del 30 el alemán Josef von Sternberg recurrió a la figura de un profesor creado por Heinrich Mann para contar «El ángel azul», un drama intenso acerca de la humillación que, de alguna forma, oficiaba de premonición a los tiempos difíciles que estaban por llegar a Alemania.
El tiempo convertiría en atractiva la figura del maestro casi siempre relacionada con la historia de sus alumnos o de su entorno, porque a fin de cuentas, eso ocurrió con la mirada de Domingo Faustino Sarmiento que tuvo Lucas Demare en «Su mejor alumno»; o con la del fancoargentino Daniel Tinayre que con «La patota» se adelantó a su tiempo -y a la remake de medio siglo después-, con la saga en tono de comedia naif pero también metafora de sus tiempos iniciada con el «El profesor hippie» o «El suplente».
Pero no solo de cine nacional se trata, porque en la lista que inició aquell clásico de Von Steimberg con Emil Jannings y Marlene Dietrich, también están «Al maestro con cariño», cuando en la década del 60 un profesor afroamericano irrumpe en la desordenada clase de un sencillo colegio de barrio en el Londres suburbano; o veinte años despues «La sociedad de los poetas muertos», en la que el australiano Peter Weir habla acerca de la vida dentro de las aulas al igual que el francés Laurent Cantet en «La clase».
Días atrás se estrenó en el país la ficción fantastica de «El hombre de tus sueños», donde Nicolas Cage encarna a un profesor de biología cuya imagen empieza a aparecer en sueños de desconocidos. Así se convierte en una noticia que lo llevará del podio al abucheo y una inexorable cancelación, cuando su «otro imaginario» comienza a desatar pesadillas. Y esta semana «Los que se quedan», de Alexander Payne, que viaja a la década del 70, con un papel protagónico por el que Paul Giamatti podría ganar el Oscar.
1
Joseph Von Steinberg (1930)
Esta película sigue la decadencia del profesor Immanuel Rath, interpretado por Emil Jannings, seducido por una cantante de cabaret, Lola-Lola, encarnada por Marlene Dietrich. El filme de Joseph von Sternber, emblemático del cine alemán de los años 30, explora temas de poder, obsesión y la desgracia por el sometimiento y la humillación.
Von Sternberg crea una atmósfera oscura y siniestra que refleja la pérdida de control y la transformación del protagonista. Las actuaciones sutiles de Jannings y Dietrich elevan la narrativa a intensidad pocas veces vista en el cine hasta entonces, mientras que la música y fotografía en blanco negro sumergen al espectador en el ambiente decadente del cabaret.
Von Sternberg (1894-1969) fue un influyente director de cine austroamericano, con una obra que abarcó desde la década de 1920 en Alemania hasta la de 1950 ya en Hollywood, dejando un legado perdurable en el cine clásico, también en películas como «El expreso de Shangai» (1932) o «La Venus rubia» (1932), definiendo el glamour que caracterizó buena parte de su filmografía.
2
Lucas Demare (1944)
En esta, la primera obra del director con personajes tomados de la historia real, Demare mostró singular entusiasmo por contar la historia de Domingo Faustino Sarmiento a partir de un fragmento de su vida que habría de marcarlo para siempre, según las plumas de Homero Manzi y Ulises Petit de Murat, en su tarea de reivindicar al prócer que encabezó su lista de prioridades y a la educación y trató de demostrar que todo se resumía en aquella consigna «civilización o barbarie», que tanta discusión sigue generando.
En este caso la figura de Sarmiento es reivindicada a partir de su irrupción en la política parlamentaria, su enfrentamiento con el campo, y la relación que tuvo con su hijastro Dominguito Fidel Castro (si, así eran su segundo nombre y apellido), de cómo éste va a luchar como soldado en la Guerra de la Triple Alianza durante el gobierno de Bartolomé Mitre, en la que muere; y el vacío que queda en la vida del maestro y luego presidente tras ese desenlace.
Muchos se preguntaron después de ver la película si Enrique Muiño era tan parecido a lo que se puede recordar a Sarmiento por la iconografía oficial o sí fue el prócer el parecido al actor. Quien interpretó al joven idealista fallecido en el frente paraguayo en 1866, fue Ángel Magaña, mientras que Bartolomé Mitre fue personificado por el recordado Orestes Caviglia
3
Daniel Tinayre y Santiago Mitre (1962 y 2015)
En esta obra original de Eduardo Borrás, repasada dos veces por el cine con un intermedio de cinco décadas y media, la primera vez por Daniel Tinayre (1960) y la segunda por Santiago Mitre (2015). Existe un lazo de las jóvenes profesoras protagonistas víctimas de una situación de violación de circunstancias muy particulares y el vínculo que ellas, en los dos casos, sostienen con la figura paterna, que marcan una reflexión acerca de la mirada de un drama a partir una perspectiva social.
Para uno y otro director enfrentados a la realidad social de sus circunstancias, el tema resultó igual de fuerte, igual de contundente y de la misma forma encarado con un lenguaje que tiene el sello de autor. Tinayre, no obstante su origen francés y su formación europea, fue un grande del cine argentino. A su vez, Mitre ha logrado en lo que va de su carrera, cargar en su mochila títulos que hablan de uno de los más reconocidos cineastas de la última década.
En la primera versión, transgresora para la década del 60 que recién comenzaba, fueron Mirtha Legrand y Pepe Cibrián y en la segunda revisionada en muchos aspectos, Dolores Fonzi y Oscar Martínez, quienes tomaron esos roles. La remake de Mitre, además, se adelantó un par de años al movimiento #MeToo. En ambas películas, la relación padre e hija está presente y es clave.
Daniel Tinayre (1910-1994) fue un gran director y guionista argentino. de 23 largometrajes responsable de películas icónicas como «El hombre que debía una muerte» (1948), «El rufián» (1961), «Bajo un m ismo rostro» (1962) y «La Mary» (1974) abordaron temas sociales y psicológicos con profundidad y maestría. Su legado en el cine argentino sigue siendo relevante hasta hoy.
Santiago Mitre, nacido en 1980, es un destacado director y guionista del último cine argentino. Con obras como «El estudiante» (2011), «La Cordillera» (2017), y en especial «1985» (2022), que fue candidata al Oscar de Hollywood, explora temas políticos y sociales con estilo propio, consolidando su posición como una figura prominente en el cine latinoamericano contemporáneo.
4
James Clavell (1967)
Esta película de Clavell sigue la historia de Mark Thackeray, un ingeniero que se enfrenta a un desafío inesperado: enseñar a adolescentes rebeldes en una escuela de Londres. El filme aborda temas de educación, respeto y relaciones intergeneracionales con sensibilidad y humor, destacando la actuación memorable de Sidney Poitier.
Clavell logra capturar la esencia del clásico literario de E.R. Braithwaithe en esta adaptación, equilibrando la comedia con momentos de profunda reflexión sobre el papel de la educación en la sociedad. Aunque algunos críticos aseguraron que la trama es predecible, sigue siendo una celebración conmovedora del poder transformador de la enseñanza y el valor del respeto mutuo.
5.
Fernando Ayala (1969, 1970 y 1972)
Este fue el puntapie inicial de una saga con tres títulos, producidos por Aries Cinematográfica y dirigidos por Fernando Ayala, todos con Luis Sandrini como protagonista, acompañado por figuras de la televisión y la música de entonces. Hacía eje en un profesor de historia de un colegio secundario público con una singular perspectiva tanto de su materia, poco ajustada a lo convencional, como en cuanto a su costumbre de establecer un vínculo humano con sus alumnos, muchos de ellos revoltosos.
En la segunda –«El profesor patagónico»-, entrega rodada casi al terminar la precedente, esa conducta observada por las autoridades lo fuerza al exilio en Chubut, donde retomará su sello distintivo creado por Abel Santa Cruz esta vez de la mano de Gius, acompañado por la directora de una escuela rural, encarnada por la inolvidable Gabriela Gilli, y un joven sacerdote, Piero, que canta, obviamente.
En medio de canciones como «Llegando, llegaste» o «Mi viejo» en la voz de Piero -quien en la vida real seis años más tarde y víctima de la dictadura debería emprender el exilio- los tres se propondrán salvar aquella escuelita en uno de los confines de la patria que, como ocurre en Argentina desde que se tiene memoria, sobrevive acorralada por una realidad difícil.
La tercera, nuevamente con Santa Cruz en el guión, fue todavía más desafiante ya que nuevamente en territorio urbano y plena efervescencia política de aquellos tiempos en que volvía a asomar una esperanza democrática, un grupo de alumnos emprende la tarea de gestionar un comedor en dentro del establecimiento educativo regido por una directora un poco intolerante: se tituló «El profesor tirabombas».
El día de la inauguración, los más rebeldes hacen una suelta de ratones que genera caos y desata la ira de esa mujer que decide cerrarlo y, a la huelga decretada por los alumnos que no aceptan paguen justos por pecadores responderá con más ira, una grieta que desata la toma, una situación tensa que puede llegar a la represión si es que el «profesor hippie» no interviene a tiempo
6
Peter Weir (1989)
Es una obra del gran director australiano, está ambientada en un internado de elite que sigue la inspiradora enseñanza del profesor Keating, interpretado por Robin Williams, quien desafía el conformismo y promueve la libertad de pensamiento además de ofrecer una reflexión conmovedora sobre la importancia de la pasión, la autenticidad y la búsqueda de la verdad en un mundo que privilegia la conformidad sobre la individualidad.
Weir crea una atmósfera emotiva y contemplativa, apoyada por las actuaciones excepcionales, especialmente la de Williams en uno de sus papeles más memorables. La narrativa, llena de momentos poderosos y diálogos inspiradores, invita a la reflexión sobre la educación, el arte y el propósito de la vida.
«La Sociedad… « es un recordatorio más que elocuente de la importancia de desafiar las normas establecidas y vivir con pasión y autenticidad. El guión abunda en momentos memorables, a pesar de que se idealiza la rebeldía y simplifican las complejidades del sistema educativo, que no afectan su capacidad para inspirar y empoderar a los espectadores para abrazar su singularidad y buscar la belleza en el mundo que los rodea.
7
Laurent Cantet (2008)
Es un retrato conmovedor y realista de un aula en un colegio de París. Cantet, conocido por su estilo documental, utiliza un elenco de estudiantes no profesionales para explorar las dinámicas de poder y conflicto en la educación. La película ofrece una mirada íntima y cruda a las tensiones sociales y culturales presentes en el sistema educativo francés.
Cantet logra capturar la complejidad de la vida escolar y el desafío de la enseñanza, según la obra del escritor-docente François Begaudeau (que interpreta al protagonista del relato), mostrando dificultades y momentos de conexión-aprendizaje con autenticidad y capacidad para generar debate sobre la educación y la diversidad cultural en la sociedad contemporánea.
Es una obra destacada en la filmografía de Cantet, quien también dirigió otros titulos de fuerte compromiso social con los tiempos que corren y que también fueron aclamados y premiados como «Recursos Humanos» y «El empleo del tiempo».
Diego Lerman (2023)
En cuanto a la temática, la película de Lerman parece relacionada con la de Cantet, ya que aborda la relación entre un profesor de literatura –interpretado por Juan Minujin– que hace un paréntesis en la universidad para regresar a su barrio y ser suplente de un grupo de alumnos rebeldes, entre ellos uno perseguido por narcos. Lerman, con su estilo crudo y auténtico, cuestiona la autoridad y la moralidad en un contexto escolar caótico.
Lerman aporta una mirada provocadora y desafiante sobre la educación y la juventud contemporánea suburbana ofreciendo una crítica social sin subrayados sensacionalistas, una mirada que por su actualidad invita a una reflexión profunda sobre el sistema y los conflictos no sólo generacionales sino los de violencia que se dan en el contexto de las aulas.
9
Bradley Cooper (2023)
El cine tomó, finalmente, la vida del célebre compositor estadounidense Leonard Bernstein, en una película dirigida y a la vez protagonizada por Bradley Cooper, que hace eje en su vida dentro y fuera de los escenarios, que no obstante su precisión tanto en cuanto a rigor histórico como a estética y ritmo, pasa por alto un suceso trascendente de su carrera.
Bernstein tuvo un revolucionario -y exitoso- programa televisivo titulado «Young People’s Concerts» que se emitió desde 1958 hasta 1972 por la cadena CBS. Se centraba en educar a los jóvenes sobre música clásica y fue muy influyente en la apreciación musical de la audiencia en más de una generación. Su labor docente en ese ciclo se adelantó a su tiempo.
10
Alexander Payne (2023)
Un profesor de colegio secundario pupilo de Nueva Inglaterra, solitario y muy estricto en sus clases, que por su soledad y apego a la profesión, es elegido para acompañar durante el receso de invierno a varios alumnos que por diversas razones no pueden regresar con sus familias.
Lo que no pasa por su cabeza es que finalmente se quedará sólo con el de conducta más refractaria, con el que terminará encontrando un lazo de empatía imposible de predecir, y cada uno de ellos aprenderá mucho del otro, en plena década del 70 que su difrector, Alexander Payne, reconstruye hasta en el más mínmo detalles, incluso en su lenguaje cinematográfico.
Payne es conocido por su estilo único que combina humor sutil con una profunda exploración de la condición humana. Esta vez se sostiene, ademas, por se recreación en todo sentido de la década del 70 del cine estadounidense, incluso en la fecha de su copyright, pero en especial en la elección de sus dos figuras principales, Paul Giamatti y Dominic Sessa.
Con películas como «Entre copas» y «Los descendientes», Payne ha demostrado su habilidad para crear historias con personajes complejos y situaciones cotidianas que resuenan con el público.
Escrito por E-GRUPOCLAN
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