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HUMOR PARA LEER Y ESCUCHAR Reflexiones de la vida diaria: «Metidas de pata» E-GRUPOCLAN
En la pelea de Luis Caputo con los fabricantes y las grandes cadenas de supermercados por el precio de los alimentos se suma una variable que hasta ahora permanecía oculta, pero que toma envergadura ante la necesidad del Gobierno de mostrar una desaceleración inflacionaria.
Se trata de la fuerte disparidad de los precios, aun en los productos de la canasta básica, y que puede superar el 50% en casos de algunos artículos tán elementales como un yogurt bebible de primera marca.
La diferencia de precios para un mismo producto no es algo novedoso. Al contrario, se profundiza en épocas de alta inflación como la de los últimos años. No sería un problema grave si no se manifestara en los productos de la canasta básica -alimentos, bebidas y productos de higiene y limpieza- en momentos de fuerte caída del poder adquisitivo.
La cuestión en la coyuntura más caliente es que el Gobierno viene encabezando una pelea frontal con los fabricantes de alimentos y con los supermercados para lograr una disminución en la dinámica inflacionaria.
El propio Caputo se puso al frente de esa pulseada en las redes sociales. También ya se juntó con las principales industrias y con las grandes cadenas comerciales para reclamarles un compromiso con el Gobierno.
La principal medida que tomó el ministro fue la decisión de facilitar las importaciones de alimentos. Les bajó los impuestos a los productos importados y también prometió las divisas a los que traigan alimentos más baratos desde el exterior.
La decisión valió una crítica de la Unión Industrial, a través de un duro comunicado, y de las fábricas de alimentos más grandes.
La disparidad de precios para un mismo producto trepa al 51,8% en el caso de un yogur bebible marca La Serenísima, que se consigue entre $1.541 y $2.340 en los supermercados.
El relevamiento es oficial. Lo hace la secretaría de Comercio en base a los precios que a diario informan las cadenas comerciales. Los valores son públicos a través del sitio «precios claros». Fue un emprendimiento realizado durante la administración Macri, que continuó durante el gobierno de Alberto Fernández, y que ahora la secretaría vuelve a impulsar.
Llama la atención que las diferencias sean muy grandes aun en productos de primera y segunda marca de la canasta alimentaria.
Algunos ejemplos recabados por iProfesional (en ningún caso se tienen en cuenta ofertas especiales, del tipo la segunda unidad al 70% o el 2×1 o 3×2, sino que sólo se muestran los precios por unidad, tal como los publica «Precios Claros»):
El ministro ya calcula que la inflación ya corre en un dígito este mes, si se quitan algunos rubros regulados.
«Teniendo en cuenta la inflación de marzo, si le sacas el arrastre y lo que ha sido la recomposición de precios relativos como transporte y prepagas, ya estamos en un dígito», apuntó durante la reunión AmCham Summit 2024.
La definición de Caputo deja entrever el apuro del Gobierno por mostrar buenos números en materia inflacionaria, que le permitan lograr un alivio a la población, que está agobiada por los sucesivos aumentos en los precios de productos y servicios.
Para esta altura, el ministro creía que los precios de los alimentos ya correrían por debajo de los dos dígitos. Pero los primeros relevamientos de marzo contradijeron esa expectativa.
Lo dicho más arriba: a falta de respuestas concretas al reclamo, el ministro decidió abaratar las importaciones de productos sensibles de la canasta básica.
La diferencia de precios en las góndolas de las grandes cadenas acaso muestra cuál será el próximo round de Caputo con los empresarios. ¿Será así?
Escrito por E-GRUPOCLAN
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