Apple no solo marcó una época a nivel tecnológico en el mundo, sino que también sentó las bases para una nueva era en la publicidad: en el marco del Super Bowl de 1984, la compañía lanzó un comercial homónimo con el objetivo de promocionar la computadora Macintosh que contó con la colaboración del cineasta Ridley Scott y la participación de una atleta británica.
Más allá de que aquel 22 de enero quedó para la historia, lo cierto es que la junta directiva de la empresa no estaba de acuerdo con la realización de la pieza: tanto Steve Jobs como Steve Wozniak, fundadores de la marca, dieron el visto bueno, pero Mike Markkula encabezó las opiniones negativas de varios altos mandos de la empresa.
Finalmente, la inversión millonaria que se había llevado a cabo y que incluyó la convocatoria al director de “Alien” y “Gladiador” acabaron por torcer la balanza. El formato del video es de apenas 60 segundos y se transmitió en el receso del tercer cuarto de la final de la NFL. Por supuesto, estuvo inspirado en la novela de George Orwell, que mencionaba un futuro distópico con una figura televisada como líder.
Mientras decenas de hombres le prestan atención a la pantalla, una mujer rubia vestida con ropa deportiva es perseguida por cuatro policías que portan un equipo antidisturbios: la actriz es Anya Major, una lanzadora de disco inglesa que también sería “Nikita” en el clip de la canción de Elton John del mismo nombre un año después.
La joven blande un mazo y se lo arroja al “Gran Hermano” justo después de que él dijera “Prevaleceremos”. En ese momento, la proyección explota y las mentes de las personas se liberan de inmediato. Al final de la publicidad, aparece un breve texto: “El 24 de enero, Apple Computer presentará Macintosh. Y verás por qué 1984 no será como 1984″.
La historia detrás de 1984, el comercial de Apple Macintosh: los engaños de la agencia para poner el anuncio al aire
Posteriormente, la pantalla se vuelve negra y surge un logotipo de la empresa con forma de arcoíris. La realidad es que, tiempo después, surgieron algunos detalles polémicos vinculados a la producción del comercial: la agencia Chiat/Day eligió skinheads para representar a la sociedad conformista y explicó que era “mucho menos costoso” que contratar a intérpretes profesionales.
Los fanáticos del nazismo, sin embargo, generaron complicaciones durante la grabación en el set: le gritaron frases sexistas a Major, que pasó a tener un bajo perfil a lo largo de su vida y que solo reapareció en 2016 para formar parte de un documental relacionado al anuncio. Curiosamente, el aviso había sido emitido en varias ocasiones antes de estar en el Super Bowl.
Su presencia en las estaciones de televisión locales no atrajo la atención de los espectadores -tampoco en los avances en cines- e incluso, en el marco de un focus group efectuado por la productora, la gente llegó a aclarar que odiaba la promoción ya que les recordaba a los campos de concentración. De todas formas, jamás les mostraron esos resultados a las autoridades de Apple.
Los 500 millones de dólares que costó la publicidad multiplicó por 10 a sus antecesoras y, pese a que se trataba de una apuesta arriesgada, la firma ganó 45 millones entre la cobertura y su posterior reproducción en los medios de comunicación. Además, fue seleccionado como el Mejor Comercial de la Década y vendió 72.000 computadoras en 100 días. Cuatro décadas después, sigue siendo el rey de reyes.
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