En los últimos días, fueron muchas las respuestas que lamentablemente tuve que dar a comentarios sumamente negativos hacia mi maternidad a los cuales respondí de manera irónica y educando sobre la importancia de derribar prejuicios.
Hoy, transitando uno de mis mayores sueños, y pronto convertirme en la mamá de Lucas, aún más responsable me siento en transmitir estos mensajes para erradicar la discriminación.
En los últimos días, fueron muchas las agresiones recibidas en redes, fiel reflejo de que todavía como sociedad no dejamos de lado la discriminación. Entre tantos otros, recibí comentarios donde se decía que era irresponsable traer un bebé en mi condición de salud, y que le iban a hacer bullying en la escuela.
Si bien tengo una comunidad muy amorosa en redes, siempre aparecen mensajes agresivos ligados a la discriminación y a la ignorancia. Y ahora súper asociado a la maternidad. Cuando hablamos de discapacidad y embarazo, muchas veces se cree que no van de la mano y que no son compatibles. De hecho, existen mitos y sobre todo desconocimiento que implica que muchas personas den por hecho que esto no es posible o que conllevará múltiples problemáticas.
Sin ir más lejos, aquellas mujeres con discapacidad que tienen el deseo de ser madres o que planean un embarazo, además de enfrentar una barrera social, también aparece la tendencia generalizada a pensar que no podrá ocuparse o cuidar de su hijo o hija. Todavía y lamentablemente, la maternidad y discapacidad aún es un tema tabú que muy pocas veces se aborda y, cuando es tratado, se lo hace desde la compasión o la pena. Los apoyos para enfrentar esa maternidad son, todavía, contados. En general se notan las limitaciones en expresiones diarias.
Por mi parte puedo contar, que hoy la felicidad es plena y esperamos ansiosos la llegada de nuestro bebé. Aún recordamos cuando escuchamos los latidos del corazón en la eco y nos pusimos a llorar de la felicidad.
(*) Por Daniela Aza, Comunicadora e influencer de la discapacidad
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