La semana de diciembre en las que las tormentas azotaron el AMBA, decenas de personas sufrieron las consecuencias. Muchos perdieron sus autos, otros gran parte de sus pertenencias por el temporal. Para Sofía González tampoco fueron unos días fáciles.
El martes 19 Sofía se quedó sin luz y sin agua por la tormenta. A falta de iluminación de emergencia, la joven optó por prender velas para no quedar a oscuras con Randy, su hijo de cuatro años, en el humilde departamento de dos ambientes que alquilaban en Remedios de Escalada.
Pero lamentablemente esa decisión derivó en un hecho que casi le cuesta la vida: se quedó dormida con una vela prendida sobre el televisor y esta no se consumió, sino que cayó sobre el artefacto y lo prendió fuego.
En medio de la madrugada se despertó con las llamas encima e intentó apagar todo, pero no lo consiguió y tuvo que pedir ayuda a sus vecinos para rescatar a su hijo. Por la desesperación sufrió graves quemaduras internas que la llevaron a permanecer dos días en coma.
Hoy Sofi y Randy se quedaron sin lo poco que tenían y sus amigos comenzaron una colecta para darles una mano y que puedan salir adelante a pesar del desastre.
Temporal, incendio y drama
“Esa noche bañé a mi hijo, comimos algo y nos acostamos a dormir. La vela estaba arriba de la tele y cuando me quede dormida se consumió y la prendió fuego”, detalló Sofía a TN. En tal sentido, la joven lamentó. “Sé que tenía que haberme levantado a apagarla, pero me quedé dormida. Cuando me desperté escuche cómo todo se estaba quemando”.
Ante la desesperación, la chica intentó controlar el fuego. “Busqué agua, tiré todo, pero no se apagaba. Como mi nene no se movía, estaba paralizado por el miedo, salí a pedir ayuda a los vecinos porque la tele se cayó y él había quedado atrapado”, precisó.
Enseguida y gracias a un trabajo en conjunto, varias personas llevaron agua y arena y lograron controlar un poco las llamas. “Vino el patrullero y nos llevaron al hospital. Cuando llegamos me separaron de mi nene para revisarlo. Yo no podía hablar, estaba muda, me dieron una máscara de oxígeno y me dijeron que me iban a dormir. De ahí no me acuerdo más nada”, aclaró.
Tras ello, Sofía permaneció en coma durante dos días: estuvo intubada, le realizaron estudios y su situación se volvía cada vez más crítica hasta que de repente despertó y desesperada pidió por su hijo. “No entendía nada y me levanté de la camilla, pensé que estaba alucinando. Me pude calmar, me explicaron lo que pasó y me dejaron una semana en terapia intensiva”, contó.
“Lo que me contaron mis amigos fue que cuando me bajaron los sedantes me arranqué el tubo porque reaccioné y estaba descontrolada. Me tuvieron que poner otra vez calmantes para tranquilizarme un poco porque estaba muy alterada”, sumó.
Cuando recibió el alta, la joven quedó con secuelas: se le quemaron las vías respiratorias y las cuerdas vocales. Además de que aún tiene los pulmones inflamados producto de respirar plástico. “Desde que salí tuve mareos, somnolencias, dolores de cabeza, dolor de garganta, me canso de caminar y aunque estoy mejor, al principio no podía caminar bien”, detalló.
Sofi todavía tiene insomnio producto del estrés postraumático. “Estuve tres días sin dormir y me derivaron al psicólogo para tratarlo, pero hoy se me hace muy difícil ir”, explicó. Randy, afortunadamente, solo sufrió una quemadura en la muñeca y si bien permaneció internado por precaución, fue dado de alta enseguida.
Hoy, la chica no tiene donde vivir y pasa los días en la casa de un amigo. Vivió toda su vida en hogares de niños, donde los conoció a ellos, pero no tiene familia que los pueda ayudar. Su nene, al momento, está viviendo con su papá ante la falta de espacio.
Por eso hoy sus tres amigos están realizando una colecta para que vuelva a empezar, a pesar de la desgracia que casi le cuesta la vida. “La mayoría de las cosas que teníamos estaban mal y encima ahora perdí todo: cajoneras, sillas, heladera, cocina, tele, muebles. Algunas cosas pudimos rescatar, pero gran parte se perdió”, lamentó
“Era mis cosas, estaba en mi lugar y de repente de un día para otro no tengo nada. Es triste, pero lo quiero ver como una nueva oportunidad de salir adelante, de estar mejor y que esto pueda ser algo positivo”, sostuvo.
Ignacio, uno de sus amigos, explicó que lo poco que Sofía ganaba trabajando en un taller de costura lo utilizaba para alimentar a su nene. “A veces ella no comía”, señaló. Es por eso que hoy reponer lo perdido es complicado para ella y acudieron a la solidaridad de la gente. “Se necesitan ropa para ella, para el nene y utensilios básicos. Salió de la internación sin saber a donde ir”, sumó.
En el mismo sentido, cuestionó la atención del hospital Eva Perón de Lanús, donde permaneció internada. “Ella se despertó y se arrancó el tubo porque quería saber si Randy estaba bien y después todo se complicó. Tenían que hacerle una fibroscopia para sacarle el tubo, pero no había equipamiento, los ascensores no andaban, fue muy precaria la atención”, lamentó.
Para colaborar con Sofía y Randy
ALIAS: sofia.gonzalez.414
Contacto: 11 6464-4547
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