Mucho antes de Call of Duty, Counter Strike y Titanfall apareció en escena el padre de todos los jueguitos de disparos, Wolfenstein 3D. Ese hito ocurrió hace exactamente 32 años, el 5 de mayo de 1992, para los usuarios de computadoras con MS-DOS, el antecedente de Windows.
En disquetes y con paciencia ochentosa, los jugadores ingresaban a un mundo de sangre pixeladísima, en el que el héroe debía acribillar soldados nazis en niveles casi laberínticos. El jefe final era el mismísimo Hitler, en una representación también pixelada, aunque identificable a primera vista.
Para recordar el legado del título desarrollado por el estudio id Software en su nuevo aniversario, en esta nota de TN Tecno repasamos datos y curiosidades de Wolfenstein 3D, la entrega gamer que sentó las bases de lo que se conoce como FPS, siglas en inglés de “juegos de disparo en primera persona”. Sí, esos en los que la cámara se posiciona en los ojos del usuario y por delante se ve la mano sosteniendo un arma, lista para actuar.
Wolfenstein 3D: datos y curiosidades del juego en su 32° aniversario
El videogame fue creado por id Software, el mismo estudio detrás de otros títulos FPS célebres, como Quake y el archicelebrado Doom. Tal como señalamos, debutó en MS-DOS, un sistema operativo de Microsoft que antecedió a Windows y a su interfaz más elaborada. Con el correr de los años, Wolfenstein 3D se lanzó en otras plataformas, como Game Boy Advance, Super Nintendo, Nintendo Wii, PSP e incluso para dispositivos con iOS.
En la edición 2022 del evento Game Developers Conference (GDC), uno de los fundadores de id Software, John Romero, develó algunos secretos hasta entonces guardados de Wolfenstein 3D. En la ocasión, contó que en el estudio estaban cansados de crear versiones de Comander Keen —hubo siete ediciones, entre 1990 y 1991— y que ansiaban realizar un jueguito diferente. Fue entonces que decidieron cambiar la toma: visión en primera persona, en lugar de desplazamiento lateral. Así nació Wolfenstein 3D.
Durante el desarrollo del juego, id Software se topó con un inconveniente: la idea que tenían en mente estaba registrada por una compañía tecnológica llamada Muse, también creadora de juegos. En 1981 y 1984 habían lanzado las entregas Castle Wolfenstein y Beyond Castle Wolfenstein. El plan era crear una secuela, aunque con el nuevo motor en tres dimensiones, no plano. Para su fortuna, debido a que Muse había quebrado hacia fines de los 80′s, se hicieron de los derechos por unos pocos miles de dólares.
Los que alguna vez jugaron Wolfenstein 3D conocen la trama. El jugador encarna a William “BJ” Balzkowicz, un espía proveniente de Estados Unidos que procura escapar de una fortaleza nazi. En los laberínticos niveles va topándose con soldados, perros agresivos y, en el final de los finales, enfrentarse con una representación de Hitler. A pesar de esta temática, el propio Romero reconoció que cuando desarrollaron el título no conocían mucho sobre la historia de Alemania en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Un aspecto en verdad interesante sobre este videojuego es que fue publicado como shareware y esa fue, acaso, una de las claves de su éxito. ¿Qué significa esto? Aquella es una modalidad de distribución de software que permite usarlo en forma gratuita, aunque por tiempo limitado. Los interesados podían pagar para eludir esa limitación. En este caso, la versión shareware tenía un episodio con diez niveles. La variante paga contaba con seis episodios y un total de 60 misiones.
Otro detalle curioso en la historia de este juego: las crónicas cuentan que durante un tiempo Wolfenstein 3D estuvo prohibido en Alemania. Eso ocurrió en 1994, porque allí aparecían símbolos nazis y el himno de aquel partido.
Wolfenstein 3D marcó huella en un camino que luego siguieron muchas otras entregas gamer, entre ellas el también mítico Doom de id Software, un trayecto que llega hasta nuestros tiempos con títulos de disparos menos cruentos como Fortnite: Batlle Royale o el más sangriento Call of Duty: WWII. Por lo demás, el juego consolidó algunas mecánicas que aún se mantienen, por ejemplo, recoger botiquines para mejorar la salud y seguir disparando. Sin dudas, un patriarca de la escena gamer.
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