La vida de David Kuray está atravesada por el esfuerzo. En el 2005 tuvo un accidente laboral en Misiones, no lo atendieron con la urgencia necesaria y, desde entonces, está en silla de ruedas.
Le corresponde una indemnización, pero la causa está inerte en un juzgado. David, sin embargo, jamás se detuvo. Sus ganas de trabajar y progresar están intactas.
El año pasado había logrado ahorrar unos pesos para fundar los cimientos de su sueño, y empezar a construir su propio taller mecánico en Baradero, donde vive, pero la inseguridad le mostró su peor cara. Al volver de rezar junto a Miriam, su mujer, se encontró con la casa toda revuelta. Cuando ellos estaban en la iglesia, un grupo de delincuentes les sacó lo que tanto les había costado juntar.
Ninguno imaginó que ese robo sería el motor necesario para activar los engranajes de la solidaridad. David pudo recuperar lo que le robaron y en poco tiempo, el sueño del taller será realidad.
“Quiero que Dios les multiplique todo aquello que han aportado para mí”
“Con la ayuda de la gente pudimos hacer las paredes, los pisos, y comprar los materiales para hacer el portón. La mano de obra nos salió barata porque muchas cosas pudimos ir haciendo nosotros, y también fuimos encontrando personas que nos fueron ayudando”, detalló en diálogo con TN.
Kuray aseguró que siente “emoción, alegría y esperanza” por todo lo que recibió, y afirmó que es el apoyo de la gente lo que lo motiva a “seguir adelante y seguir aprendiendo”. “La cantidad de personas que a veces ayudan, supera a las personas que en algunas ocasiones te ponen trabas, o te tiran para abajo”, reflexionó.
En poco tiempo el mecánico no solo va a dejar de pagar un alquiler sino que además, va a poder trabajar más cómodo. En el nuevo lugar tendrá las condiciones necesarias para moverse en su silla de ruedas.
“Hoy ya avanzamos mucho, tengo un espacio de trabajo importante, y la lluvia no me va a afectar tanto. Estoy muy contento, muy agradecido, y quiero que Dios les multiplique todo aquello que han aportado para mí”, dijo.
“Uno tiene que generar la capacidad de soñar”
David atravesó muchas injusticias y destratos por exigir lo que le correspondía después del accidente. Aún así, su esperanza, sus ganas y su fe son inquebrantables.
“Uno tiene que salir adelante más allá de las circunstancias, hay posibilidades y la gente de trabajo ayuda. Uno tiene que generar la capacidad de soñar, el sueño es un músculo que hay que ejercitarlo, y tenemos que hacer el esfuerzo para cumplir nuestros sueños. Hoy mi sueño se cumple después de casi 20 años”, reflexionó.
“Dios muchas veces fue mi ayuda en todo este tiempo, y también las personas que veían mi esfuerzo y decidieron ayudarme. Entre todos pudimos hacer que mi mundo sea mejor”, concluyó.
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