A casi tres meses del crimen de Lucrecia Arias, la mujer que fue asesinada de un tiro en la cabeza delante de su hija en medio de un robo en Castelar, detuvieron a un segundo sospechoso en la causa y será indagado en las próximas horas.
Los videos de las cámaras de seguridad y el entrecruzamiento de antenas de telefonía celular fueron claves para hacerle un seguimiento al presunto delincuente hasta que pudieron finalmente dar con él en la madrugada del lunes a la salida del boliche Pinar de Rocha, a donde había ido a bailar.
El detenido fue identificado como Rodrigo Leandro Costa Monzón, un joven de 19 años que ahora tendrá que responder por el crimen de Arias ante el fiscal del caso, Matías Rappazzo.
“El imputado estaba viviendo en diversos domicilios para evitar ser ubicado. Incluso había previstos varios allanamientos en curso para concretarse, pero la pista de su celular fue clave para poder encontrarlo”, detalló una fuente cercana a la investigación, en diálogo con Primer Plano Online.
En tanto, el 7 de marzo pasado el juez de Garantías Marcelo Manso firmó la prisión preventiva para Nahuel Hernán Palacios, el primer sospechoso detenido en la misma causa.
Cómo fue el crimen de María Lucrecia Arias
El dramático episodio ocurrió durante la madrugada del 2 de febrero pasado en el cruce de las calles San Nicolás y Salcedo, partido de Morón, cuando Lucrecia Arias, de 51 años, llegaba a su casa. Fue sorprendida por cuatro delincuentes armados en un auto negro, que quisieron robarle su camioneta Suran.
Según las primeras informaciones, la víctima tardó en quitarse el cinturón de seguridad y los delincuentes le dispararon sin mediar palabra. Una bala le atravesó el pecho y murió en el acto. Los ladrones se dieron a la fuga.
En diálogo con TN, varios vecinos aseguraron entonces que escucharon dos disparos. Según se pudo establecer, la única cámara de seguridad de la cuadra estaba tapada por un árbol. La Policía llegó a los pocos minutos al lugar junto a una ambulancia del SAME, pero sólo pudieron constatar su muerte.
La víctima era empleada de Arcos Dorados, la empresa gastronómica propietaria de McDonald’s. Con 34 años de dedicación, Arias se destacó como “una profesional ejemplar” siendo líder en la zona oeste, más precisamente en la sucursal del barrio porteño de Caballito.
Comentarios de las entradas (0)