Desde hace al menos diez años que hay una tendencia que se está haciendo cada vez más notoria en el centro de la cinematografía mundial. Hollywood levantó el perfil de sus películas de terror que empezaron a tener mucha más presencia en la taquilla y en la agenda periodística, más allá del nicho que siempre ocuparon en un grupo cerrado de cinéfilos.
A partir de los enormes sucesos de La sustancia, Longlegs y Terrifier 3 -para poner solo tres ejemplos- TN Show hizo una búsqueda cruzada de cifras y estadísticas que permiten rastrear un panorama que podría sostener su marcada tendencia a lo largo de los próximos años.
El star-system clásico de Hollywood se modificó: así comenzó el cambio de tendencia
Durante la era dorada de principios de los 40, Hollywood fundó un terceto de elementos que delineó el funcionamiento principal de la industria cinematográfica de los Estados Unidos: el star system, el sistema de estudios y la división de géneros.
Con algunos cambios radicales de producción en la década del ‘70 y que se solidificaron en los ‘80 a partir de blockbusters como E.T., los primeros tres episodios de Star Wars o las películas de aventura de Indiana Jones, el círculo virtuoso de tres patas se siguió agigantando. En la década del ‘90 y de 2000 se intensificó ese rumbo industrial.
Ahora, la situación empezó a mutar. Hay dos razones que llevaron a tener un panorama diferente desde la década pasada. En 2012 se estrenó Avengers, generando una modificación estructural en la realización de secuelas, sagas, remakes y múltiples spin-offs. Todas las compañías imitaron esa manera de hacer cine.
La otra situación no fue artística, sino humanitaria. En 2020 se produjo la pandemia, con la consecuente paralización de la industria por completo durante meses. Eso generó ganadores y perdedores, con empresas grandes más grandes que posteriormente se convirtieron en pulpos y productoras chicas que sirven como satélites de las majors.
Estos brutales cimbronazos en el centro de la producción de contenido desataron un movimiento telúrico impactante que continúa teniendo réplicas en este presente, movilizado por los algoritmos, el streaming y la IA.
Hace años que aquel Hollywood dorado no existe más y, ahora, las grandes compañías, diversifican cada vez más sus producciones, multiplicando exponencialmente el número de franquicias, reboots y reviviendo sagas que se creían olvidadas.
De esta forma, intentan llevar a diferentes géneros lo bien que le funcionó durante el último tiempo con los superhéroes: agigantar universos y focalizar cada vez más en desprendimientos de personajes. El terror, que tiene una larga historia de sagas, profundizó su propio modelo.
Qué pasa en la taquilla y la producción: el cambio de preferencias en Hollywood
En ese devenir -en el que también juegan los servicios de streaming, pero eso es para otro artículo-, los géneros más atractivos para la pantalla grande, ganaron espacio en las salas. Así, la acción, la ciencia ficción y el terror toman impulso cada vez más en la taquilla. El drama, por su parte, es el que más sintió la debacle de su producción: el interés del público ya no es el que era.
De acuerdo a los números publicados por el sitio de estadísticas The Numbers, en los últimos diez años, el género del drama bajó notablemente la cantidad de películas y su eficiencia en la taquilla: de un share de más del 15% pasó al 9% en 2023, una cifra que es una tendencia marcadísima en los últimos tres años.
Más allá del resto de los géneros, por su parte, los números del terror son notables desde 2013 hasta 2023 (este último año también, pero todavía no terminó y faltan grandes estrenos como Nosferatu): pasó de tener un share ese año de poco más del 4% a superar el 10% el año pasado.
El horror pasó en aquel año de estar sexto en la lista, con 32 películas realizadas y más de 500 millones de dólares de recaudación a ocupar el cuarto lugar en 2023, muy cerca del tercer puesto, con 55 films producidos y más de 900 millones de dólares.
El drama, en el transcurso de estos años, sufrió un desencantamiento con el público. A pesar de que sigue siendo el género que produce más cantidad de films, sus realizaciones no son eficientes.
Mientras que en 2013 se produjeron 223 películas en los Estados Unidos que recaudaron en las salas más 1200 millones de dólares, en 2023 -ya sin las consecuencias burdas de la pandemia- el drama generó 155 películas que obtuvieron algo más de 800 millones.
Esto demuestra que en 10 años, el drama derrumbó su producción, mientras que el terror no solo se sostuvo sino que fortaleció su cantidad de films. Incluso, muchas ficciones del horror tomaron prestados argumentos, bajadas de línea y profundidad temática, algo que no se daba de manera tan expuesta en otras épocas.
Cuáles son las películas que muestran el fortalecimiento del terror como género
Más allá de los números hay producciones con nombre y apellido. Haciendo una prehistoria de este fenómeno de los últimos años, hay dos películas que impulsaron al terror en la década: El conjuro e It.
La película de James Wan de 2013, por la tendencia que generó en cuestión de sagas, universos y spin-off. Su modelo es, en paralelo, el que Avengers fue para los superhéroes; el film dirigido por el argentino Andy Muschietti en 2017, porque generó que una película de terror rompiera la taquilla, ya que recaudó la delirante cifra de 700 millones de dólares.
Estos fenómenos particulares contagiaron a realizadores que multiplicaron sus ganas de producir. Así llegaron obras diferentes como Get Out!, El hombre invisible o Hereditary, que le pusieron un contenido un sesgo hasta político al horror: el drama empezaba a entrometerse cada vez más en los argumentos de los films del género.
Hace un par de años, el medio CNN analizó este movimiento en la industria con Paul Dergarabedian, analista senior de medios de Comscore. El especialista sostuvo que lo que está ocurriendo es que el terror no está siendo más un género que solo se ve en un nicho.
“El género de terror, que ya no está marginado, tiene audiencias que gravitan hacia los escalofríos y las emociones que solo el cine, con su experiencia comunitaria e inmersiva, puede ofrecer”, comentó.
Más allá de que todavía siguen funcionando en circuitos de ultrafánticos, Dergarabedian cree que el viejo modelo de los festivales de terror de bajo nivel cumplió un ciclo. “Es cosa del pasado ya que los nuevos guardianes creativos del género están más centrados en brindar una experiencia general sólida para el espectador”, reflexionó en el reportaje citado de 2022.
Su visión se contrasta cien por ciento lo que pasó este año en la pantalla grande. Desde que arrancó este 2024, la cantidad de films de terror que circularon por los cines con éxito o al menos con potencia en la previa fue altísima: la gran mayoría, de una factura técnica impecable y con temáticas, en casi su totalidad, cruzadas por el drama.
Al margen de los malos resultados en la taquilla, La primera Profecía fue una exquisita precuela que amplió un universo que se creía terminado hacía rato; mientras que Trap tampoco aportó demasiado, pero dejó otro film dirigido por M. Night Shyamalan y eso ya es un montón.
Un verdadero gol de media cancha fue Alien: Romulus que volvió a meterse con el subgénero de la ciencia ficción del terror para mostrar una original precuela dirigida por el uruguayo Fede Álvarez. El film obtuvo una taquilla de más de 350 millones a nivel internacional, cuadruplicando su presupuesto de realización.
Un lugar en silencio: Día uno, Smile 2 y Terrifier 3 son también precuelas/secuelas que tuvieron un éxito totalmente desproporcionado. Cada una de ellas superó a sus antecesoras.
El fenómeno de Art The Clown es uno de los más notables ya que con un bajo costo de 2 millones de dólares recaudó más de 55 millones de dólares y quedó a un paso de superar a Joker: Folie à Deux, uno de los mayores fracasos de la década.
Sin dudas, el mayor fenómeno artístico que se dio en el cine de género este año fue la magistral película La sustancia. Con un presupuesto de 17 millones obtuvo casi 50 a nivel internacional, pero produjo algo más que dinero.
La película dirigida por Coralie Fargeat generó una cantidad infernal de memes, provocó debates en las redes por la cinefilia que desborda y dividió aguas en el planteo de su argumento. Además, volvió a ubicar a Demi Moore en lo más alto: se habla de que la actriz podría ser nominada al Oscar al igual que su compañera, Margaret Qualley, que tiene un rol maravilloso.
Otras razones del gran momento que pasa el terror
Además del combo presupuesto bajo – argumento simple – atracción asegurada, el terror actual está en medio de una era en la que las franquicias de superhéroes y las películas animadas también están modificando su manera de producirse.
Con varios estrenos que no lograron más que igualar sus presupuestos o fueron notables fracasos, Disney y Warner se debaten en qué hacer para los próximos años dentro de los géneros que siempre le rindieron más.
En un contexto en el que el cine de superhéroes está perdido en un laberinto de franquicias, el terror intenta imitar cierta estructura industrial para instalar un andamiaje concreto, sin apelar solo a impulsos artísticos.
Esto le permitiría lograr no moverse solo por olas de producción y de sensibilidad del espectador, como sucedió durante la explosión de los subgéneros de las monster movies en los 50; el slasher, a fines de 70; el slasher fantástico, en mitad de los 80; el neoslasher, desde 1995 en adelante; o el torture porn, a principios de 2000.
Los productores reconocidos como Jason Blum pretenden fortalecer las falencias de las producciones para sostener a largo plazo los éxitos que vengan. Es por eso que se asoció con James Wan y fusionaron sus empresas Blumhouse y Atomic Monster.
En una entrevista con Deadline, cuando explicó por qué decidió ofrecer fusionarse con la empresa de Wan, Blum dijo que solo producir películas no iba a ser suficiente para hacer éxitos de taquilla.
“La única forma de hacerlo es contratar a un socio, un igual, que básicamente haga lo que yo hago y unir las compañías. Hay razones por las que su compañía en particular encaja perfectamente con la nuestra. Al unirse, el objetivo será aumentar la cantidad de películas que podemos hacer por año y que sean geniales”, remarcó.
El productor veterano del género Chad Archibald, en una charla con el medio IndieWire, arriesgó una razón por la cual puede ser que la actual manera de producir terror es la clave del éxito.
“Cuando haces películas de terror, las riendas se pierden. Es un género tan abierto que podés romper todas las reglas. Se presta a ser un poco más arriesgado, artísticamente, simplemente porque los fanáticos del terror también son cinéfilos. Quieren ver cosas diferentes, cosas emocionantes, nuevas visiones”, sintetizó.
Esas nuevas formas de ver cine, además, se certifican con lo que se genera en una sala. Coltan Scrivner, miembro del Instituto de Mente y Biología en el Laboratorio de Biología del Comportamiento de la Universidad de Chicago publicó un artículo en el medio Nautilus en el cual analizó por qué las películas de terror son más populares que nunca.
“El terror no es para todos. Alguien que odia las películas de terror probablemente no se beneficie de verlas, y quienes aman el terror pueden disfrutar más. Sin embargo, el terror abarca una amplia gama de subgéneros, y la mayoría de la gente no odia las películas de terror. Ya sea un thriller psicológico, un slasher sangriento o una película de zombies, es probable que puedas encontrar un subgénero que te guste”, reflexionó.
Para cerrar, el especialista dejó una recomendación para la vida diaria, que desde este espacio también se apuntala. “Si te sentís ansioso y buscás una vía de escape, probá con un mundo ficticio de terror”, lanzó. Porque para drama, la vida real ya tiene bastante.
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