Morena Rial se sometió a varias cirugías estéticas tras aquel bypass gástrico que la ayudó a perder más de 50 kilos en 2016. Su deseo era verse mejor y obtener la imagen que soñaba, por lo que no dudó en recurrir a algunos profesionales para lograrlo. Sin embargo, uno de ellos la dejó disconforme y lo hundió en las últimas horas, aunque intentó disimularlo.
En Instagram, la mediática habilitó las preguntas de sus seguidores y una de ellas estuvo vinculada a uno de esos médicos. Le consultaron si cobraba caro y ella contestó cubriendo el apellido con corazones. “Sí, y tampoco es que es el mejor. Hay mejores y que hacen todo bien”, afirmó. Entre los usuarios no tardaron en interpretar que se trataba de Diego Ordenes, que es lo que se llega a leer debajo de los emojis y haciendo zoom.
En enero de 2022, este especialista había dado detalles de lo que le hizo a Morena en el quirófano. “Lo de ella fue algo que se llama abdominoplastía, un procedimiento en el cual se saca excedentes de piel, más una lipoescultura que es retirar grasa en zonas del cuerpo para darle un aspecto más adelgazado pero con forma”, sostuvo ante Diarioshow.
Qué operaciones se hizo Morena Rial con Diego Ordenes
Diego Ordenes explicó que la joven tenía cirugías previas, y que tuvo que descenderle la cicatriz anterior para que la pueda ocultar con la ropa interior. “El ombligo lo mejoramos estéticamente para que luzca mejor y ahí tratamos varias zonas con un ultra sonido que genera un poco de retracción en los tejidos para que queden más pegados al cuerpo”, agregó en la misma nota.
Por último, aclaró que tanto Morena como las otras pacientes que atendió deberán hacer actividad física de por vida. “Hay que hacerlo para estar bien por dentro y lucir bien por fuera. Te complementa en la salud y estética”, cerró.
En septiembre de 2021, la joven se animó a publicar imágenes de su cambio y dejó a todos sin palabras. Sin embargo, lo que más impactó fue el extenso comentario que dejó junto a las fotos, donde intentó exponer sus momentos más angustiantes por no ser aceptada como era.
“Puedo observarme pasando frente a un espejo sin agachar la mirada, me celebro posando en una foto grupal sin sentir la necesidad de esconderme detrás de alguien. Me abrazo todas esas veces que sonrío al ver una foto mía en lugar de llorar. Sí, sucedía. Lo hacía. Posiblemente crecer tenga que ver con ser más fuerte, aunque me gusta darme el mérito por eso. Ni los demás ni los años ni el tiempo… fui yo. Fui yo queriéndome sentir mejor, fui yo peleando conmigo misma. Fui yo luchando por poder conseguir aceptarme. Porque un día me grité tanto, me insulté tanto, que pensé ese era el fondo de mi pozo”, comenzó relatando.
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