El intendente que esperaba ser gobernador, pero no tuvo su «Ángel» de la guarda

A pesar de ello, trataron de que los vean trabajando al unísono… Mal no les fue, cada uno de ellos con “padrinos mágicos”, un estudiante de Derecho, una concejal con un caserón en barrio privado, más los cipayos que la rodean, un colorista de Quitilipi hermano de una de las mujeres del “Zorro”. En la municipalidad razonemos ¿por qué volaban y siguen haciéndolo los aumentazos? De los precarizados a don Roy no le dicen nada a pesar de que cayeron radicales en la volteada, los bacheos de tres cuadras por lugares elegidos al “tun tun” y la calidad, deja mucho que desear.

Pero ¿los basurales? Han retirado contenedores, obligando así que los que quedaron rebalsen de mugre, pestilencia y olores fétidos, intentando subsanar la situación en los últimos días, pero con minibasurales y basurales en gran cantidad de zonas de la capital.

¿El tránsito? Un desastre, algo de nunca acabar. Los inspectores de tránsito, en realidad son “de paseo”, aunque por ahí se acuerdan que están en horarios de trabajo y se la agarran sólo con automovilistas, los motociclistas parecen ser los “piqueteros” de los tiempos de “Coki”, dueños de la ciudad, transitando por donde quieren.

¿Y Don Roy? Sentado en su oficina de la Municipalidad, llorando ya que aún cree que su lugar era el que ocupa hoy el “Zorro”…