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HUMOR PARA LEER Y ESCUCHAR Reflexiones de la vida diaria: «Metidas de pata» E-GRUPOCLAN
Según cifras que maneja las autoridades, la primera aerolínea de bajo costo del país tiene un promedio de incumplimiento con sus pasajeros de 27% en lo que va del año. Podrían quitarle el CESA, el Certificado de Explotador de Servicios Aéreos, que es el permiso para operar
“Ojalá no pase, pero se puede dar en las próximas horas. El Gobierno se hartó de los incumplimientos Flybondi”, le dijo este sábado una alta fuente del Gobierno de Javier Milei a Infobae.
Luego de los paros salvajes de los gremios de Aerolíneas Argentinas e Intercargo, que dejaron varados a miles de argentinos –y en medio de procesos abiertos de privatización y desregulación para ambas empresas estatales–, las autoridades aseguran que no están dispuestas a tener más problemas con el sector aerocomercial. Y Flybondi es un problema constante, con cancelaciones diarias de vuelos y usuarios furiosos.
La empresa fue intimada, pero como el plan de contingencia que presentó el viernes no convenció a nadie, de continuar las irregularidades, el Gobierno analiza un esquema de multas de no menos de $200 millones cada una y suspenderle rutas. No sólo eso, podrían también dar un paso y quitarle el CESA, Certificado de Explotador de Servicios Aéreos; básicamente, la habilitación de la empresa para volar.
“Suspenderlos es la última opción, pero ese esquema se puede dar todo junto y puede ser inminente. Será una decisión política, cada vez hay menos paciencia. Puede ser complicado hacerlo en las Fiestas y en verano, pero están operando mal. En los últimos días, hubo muchas cancelaciones”, destacaron fuentes oficiales.
“Les perdonamos la vida en los primeros meses porque era muy complicado traer repuestos, se habían quedado con poca caja y por la situación general. Bajaron frecuencias y suspendieron vuelos, y los esperamos. Los dejamos operar con tripulación extranjera y traer aviones de Lituania y España. Empezaron a vender a lo loco, pero no normalizaron nada. Hay decenas de actas de infracción, pero se judicializan y todo se demora. Les dimos todo y no resolvieron nada. Noviembre fue un desastre”, resumen desde el Gobierno.
En el sector, los rumores sobre la empresa están a la orden del día. Desde que los accionistas –fondos de inversión extranjeros– están buscando vender la compañía (se habla de rangos de precios que van de los USD 200 millones a los USD 400 millones), hasta que quiere empezar a cotizar en Wall Street, algo que la empresa sí reconoció públicamente. Por ambas opciones, la aérea estaría más ocupada en sumar caja y rutas, que en cumplirles a los pasajeros. “Aceleran en lugar de mejorar. Fuimos a fondo con Aerolíneas e Intercargo, es obvio que vamos a hacer lo mismo con Flybondi”, dicen cerca de Milei.
“Es un desastre, no se puede creer. Nunca lo vi”. La escena, a los gritos, en un español no perfecto, pero entendible, se dio semanas atrás en Aeroparque.
El turista, que estaba con su pareja, no podía creer que le suspendieran –aparentemente, otra vez– el vuelo que había sacado por Fybondi para un destino turístico del interior del país. Y no le paraba de gritar a una empleada de la empresa en medio de la sala de preembarque donde le había comunicado, con las valijas ya despachadas, que otra vez habría problemas con su vuelo.
La primera low cost argentina, que empezó a operar en el país en 2018, en medio de la “revolución de los aviones” que prometió Mauricio Macri, parece estar en crisis permanente con vuelos que se modifican –incluidas cancelaciones– a un ritmo poco frecuente en el mercado aerocomercial global y que el Gobierno estima que podría superar al 45% este mes. O sea, de los casi 3.000 vuelos que se aprobaron para la empresa del logo amarillo para diciembre, casi la mitad sufriría cambios.
La estimación oficial, a la que accedió Infobae, está hecha en base a los datos de todo año: a lo largo de 2024, el promedio de “modificaciones” de la empresa es de 26,92%, según estadísticas de la ANAC, la Administración Nacional de Aviación Civil, el regulador del sector, y la secretaría de Transporte. En julio, septiembre y octubre, por caso, los vuelos “cancelados/reprogramados/alternos”, de la empresa fueron más del 40 por ciento. El mes pasado, de 2.238 viajes aprobados, 750 (33%) tuvieron incumplimiento.
El extranjero indignado siguió gritando por un rato, pero la empleada de la empresa, de pantalón y camisa gris con detalles amarillos, se mostró impasible. “No tengo respuesta”, repetía una y otra vez. A pocos metros, un hombre de traje le dijo a su acompañante: “Si necesito llegar a un lugar, un día a una hora puntual, no voy en Flybondi. Ya me clavé muchas veces”.
Los rankings de servicios, como el de Flight Ware, por caso, la ubican entre las peores del mundo. A fines de noviembre, en solo dos días, al menos 12 servicios fueron cancelados, según pudo relevar este medio por testimonios de usuarios.
Días atrás, la Secretaría de Transporte intimó a la línea aérea a que presente un plan correctivo para reducir drásticamente las cancelaciones que afectan diariamente a miles de pasajeros. ”La medida surge tras el elevado número de cancelaciones y reprogramaciones de vuelos por parte de la compañía low cost”, detalló ANAC.
Además, agregaron, con tono de advertencia: “La desregulación de los cielos y la política de Cielos Abiertos implementada por el Gobierno Nacional tiene como objetivo promover una mayor eficiencia en el sector aéreo, sin afectar el derecho de los pasajeros a recibir servicios de calidad, con el cumplimiento de los horarios y operaciones. El Gobierno Nacional no permitirá la prestación de servicios que perjudiquen a los usuarios”.
“Respondieron que va a poner un backup, un avión español o lituano, para cubrir baches, y que el 13 de diciembre van a tener un flujo de packs de repuestos para reparaciones. La queja permanente es que no puede operar con el cepo… con Alberto tenían 90% de cumplimiento”, dicen en la Casa Rosada.
Luego del conflicto con Intercargo y el anuncio de desregulación total para ese sector –conocido como handling o rampa– Flybondi fue la primera empresa autorizada a darle esos servicios a terceros. Se anunció con bombos y platillos, tanto por el Gobierno como por la empresa, pero las cosas no salieron como se esperaba, o al menos no como lo querían las autoridades. “Aún no invirtieron en equipos y sólo tienen alquilado un tractor y una linga de arrastre”, se quejaron allegados a la secretaría de Transporte, un organismo que encabeza el cordobés Franco Mogetta y que depende de Luis Caputo, ministro de Economía.
No sólo eso, hay más cuestionamientos y algunos de ellos son más graves, como los relacionados con la seguridad operacional. “Le suspendieron su taller de Ezeiza y ante la duda que pudieran haber seguido operando, se le pedirá la recertificación de las aeronaves que habrían reparado allí. También hubo incidentes graves como, por ejemplo, la declaración de emergencia en vuelo, disparo del sistema TICAS, para evitar colisiones de aeronaves y una cuasi incursión de pista, mientras despegaba otra aeronave”, le detallaron a este medio fuentes al tanto de la situación.
Según describieron, la Junta de Seguridad en el Transporte investiga esos incidentes. En el sector aseguran que hay divisiones internas en la compañía, sobre todo entre las áreas operativas y la gerencia general.
Una reciente acta de ANAC, a la que accedió este medio, detalla la situación de los aviones matrícula LV-KEH, LV-KCE, LV-KEF y LV-KDR para los que se pide “aumentar los esfuerzos destinados a implementar las acciones correctivas necesarias, con el objetivo de prevenir errores y omisiones en los registros de mantenimiento” y se hace foco en el “tenor y la cantidad de observaciones, errores, carencias, omisiones” de esos registros.
Otro anexo de un informe de ANAC detalló que había instalaciones de mantenimiento de la empresa en Ezeiza con productos que no cumplían los estándares de “control de trazabilidad de consumibles, almacenamiento de herramental con requerimientos de calibración, control de temperatura y humedad, y preservación de productos hallándose desviaciones importantes a tales aspectos, como así también un significativo nivel de desorden en el almacenamiento de materiales, partes y herramientas”. Entre los incumplimientos se detalló que “los depósitos tenían partes aeronáuticas apoyadas en el piso o apiladas en sus estanterías con sus cajas rotas y estantes colapsados”.
Como se dijo, Flybondi comenzó a operar en 2018 en el país. Sus principales dueños son tres fondos de inversión: el estadounidense Cartesian; Yamasa, con accionistas franceses y japoneses; y Givin Capital, dueño en Turquía de la aerolínea Pegasus.
En marzo, cuando aún era ministro del Interior, Guillermo Francos se reunió con Peter Yu, managing partner de Cartesian, el principal accionista de este fondo que también invirtió en Viva, una low cost que opera en Perú y Colombia.
Tiene una flota de 17 aviones y vuela a 19 destinos domésticos y tres internacionales en Brasil. Su CEO es el colombiano Mauricio Sana. El primer número uno local de la compañía, y también fundador, Julian Cook, fue echado en 2019 en medio de un escándalo. Luego de la derrota del macrismo en las presidenciales, Cook escribió en el grupo de chat empresarial Nuestra Voz, que “el peronismo es un cáncer que destruye el país poco a poco”.
“Decidí mudarme acá de Londres en 2016 y levanté USD 75 millones para lanzar Flybondi. Hemos transportado dos millones de pasajeros, 400.000 viajaron por primera vez en su vida en avión. El camino fue difícil, con un tipo de cambio que pasó de 16 a 60, teniendo en cuenta que tenemos 70% de nuestros costos en dólares”, señaló en lo que creyó era un comentario privado. El mensaje se filtró en pocos minutos y el alma mater de la compañía –quien la había ideado junto al emprendedor Gastón Parisier, quien nunca fue ejecutivo ni figura como accionista, al menos públicamente– salió eyectado de conducción de la low cost.
Ahora, el Gobierno de Milei la tiene en la mira por sus constantes incumplimientos.
Escrito por E-GRUPOCLAN
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