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HUMOR PARA LEER Y ESCUCHAR Reflexiones de la vida diaria: «Metidas de pata» E-GRUPOCLAN
La fallida sesión por Ficha Limpia detonó la relación y dejó en stand by la fusión electoral de cara al 2025. “Estamos en un muy mal momento, nos preparamos para presentar candidatos”, advierten desde el PRO. Ciudad y Provincia, la clave
Javier Milei y Mauricio Macri no hablan, según confiaron desde el entorno de ambos, desde hace tiempo. Desde el PRO y La Libertad Avanza no quieren hablar de un quiebre definitivo, pero por los sucesos de las últimas semanas, se le parece bastante.
En el libro “Karina”, que cuenta en detalle y de manera exquisita la historia personal y política de Karina Milei, de reciente publicación, la periodista Victoria De Masi cuenta que, en la noche de la victoria electoral, Javier Milei recibió un llamado telefónico de Sergio Massa, y que el ex candidato presidencial, además de felicitarlo, se alegró por haber caído derrotado en manos de él y no de sus “nuevos socios”. “Por Macri, digo”, le dijo el entonces ministro de Economía.
“Vos sabes que no son mis socios, que vinieron corriendo a subirse al triunfo. El que va a gobernar soy yo”, le respondió el presidente electo.
Macri lo intuyó desde el día uno, pero aún así presionó y exploró insistentemente la búsqueda de un acuerdo en torno a la gestión del gobierno que, a un año del desembarco de Milei en la Casa Rosada, y a la luz de los hechos, no tuvo para el ex presidente el resultado esperado.
“Mauricio creía que iba a manejar el otro joystick de la Playstation, y la consola viene con un solo joystick”, le aseguró en su momento a este medio, en plena disputa interna, uno de los principales colaboradores del presidente.
La relación entre Milei y Macri atraviesa su peor momento. La fallida sesión por el proyecto de Ficha Limpia, convocada por el jefe de la bancada del PRO en el Congreso y saboteada de manera premeditada por el Ejecutivo a través de casi una decena de diputados libertarios que, horas antes, habían confirmado su presencia, detonó el vínculo. Lo que siguió fue un durísimo cruce de comunicados y una catarata de acusaciones por parte de muchos de los más prolíficos ciber militantes libertarios contra el jefe del PRO, al que incluso vincularon con el negocio de la hidrovía. Peor aún: el Gobierno respondió con la publicación del temario de convocatoria a sesiones extraordinarias sin ninguno de los proyectos impulsados por el bloque amarillo. Un drama para Cristian Ritondo, el encargado de las negociaciones con el Ejecutivo habilitado por Macri, que en las últimas semanas no fue convocado por el Gobierno a discutir el temario parlamentario.
En paralelo, el gobierno dejó bien al desnudo su estrategia de confrontación con Cristina Kirchner, a la que, es evidente, Milei quiere tener frente a frente en el 2025. Un objetivo que desquicia y descoloca a Macri.
Es que era cuestión de tiempo. En vísperas de lo que algunos califican como el “acuerdo imposible” de cara a las elecciones legislativas del 2025.
“Estamos en un muy mal momento. Nos estamos preparando para presentar candidatos competitivos en todos los distritos”, aseguraron a Infobae muy cerca de Macri, próximo a volver al país desde Dubai, listo para viajar, para las fiestas de fin de año, a su comodísima propiedad en Cumelén, el selecto country de Villa La Angostura.
Macri tiene un problema, y lo sabe: con acuerdo o sin acuerdo con Milei de cara al año próximo, el PRO se encamina a perder un buen número de legisladores en el Congreso. “Somos conscientes del momento”, confiaron sus colaboradores.
Por el contrario, en Casa Rosada comprenden la necesidad de engrosar sus bloques en el Parlamento, y entienden que, para eso, no les hace falta el PRO por una sencilla razón: no ponen en juego ninguna de sus bancas, tienen números de aprobación elevados y una oposición atomizada.
El escenario cambió drásticamente en las últimas semanas. Macri pasó de propiciar una fusión o un acuerdo formal de cara al 2025 que incluso intentó forzar públicamente en estos meses -en su entorno explicaron que hasta buscó algún pronunciamiento concreto por parte del presidente- a promocionar a través de sus operadores una eventual competencia electoral, que incomoda a los dirigentes con ambiciones personales que se sienten bien identificados con la gestión libertaria. Se impone, en ese contexto, una pregunta: ¿Qué otra alternativa se le presenta al ex presidente, que se debate entre ser fagocitado de manera definitiva por Milei o sobrevivir con un grupo más reducido de legisladores?
Más allá de la cooperación parlamentaria por parte del PRO que fue casi a libro cerrado, Macri buscó además un entendimiento en torno a la gestión, según él, para apuntalar la administración del gobierno. Desde el “triángulo de hierro” lo interpretaron durante todo el año como la necesidad, por parte del ex mandatario, de incidir desde adentro.
Para eso, el jefe del PRO visitó a Milei en Olivos al menos media docena de veces, a la hora de la cena. Comieron milanesas y entrañas. El procedimiento, por parte del presidente, siempre fue el mismo: escuchó, anotó en un cuaderno y derivó a Macri con su principal asesor, Santiago Caputo. El consultor hizo lo propio: escuchó, anotó y nunca pasó nada.
Macri se sintió constantemente destratado. El ninguneo de la transmisión oficial durante la puesta en escena de Tucumán en la madrugada del 9 de Julio para la convocatoria de un “Pacto de Mayo” que todos supieron que nunca se pondría en práctica fue solo una muestra gratis de la capacidad de daño de Caputo. Entonces, el jefe del PRO contraatacó: en el relanzamiento del partido, en el acto de La Boca y en un raid de entrevistas televisivas, apuntó directamente, con nombre y apellido, al asesor. “Lo sacó de la cueva”, explicaron en su momento cerca del ex jefe de Estado. Después, ordenó rechazar en el Congreso el DNU que le asignó $100.000 millones extras y discrecionales a la SIDE, lo que le motivó no solo una crisis política a la Casa Rosada si no que revitalizó la interna con Caputo, que controla la secretaría. Ese decreto era de su autoría.
Entonces, Milei tuvo que interceder para aplacar los ánimos, y la relación entre el PRO y LLA osciló entre un apoyo casi total del macrismo en el Parlamento a una desconfianza política entre ambos bandos que fue in crescendo. Conocedores de la génesis del “Pacto de Acassuso”, sellado entre las generales y el balotaje en la casa de Macri entre el anfitrión, Patricia Bullrich, Milei y su hermana y Caputo, en compañía de un grupo reducido de otros dirigentes, aseguraron que ahí empezó todo. Que se acordó un plan conjunto para ganarle al kirchnerismo, pero no para gobernar. Y que el ex presidente creyó que sus opiniones tendrían, desde ese momento, muchísima más relevancia.
Al PRO se le presenta, además, un dilema adicional de cara a la campaña y ante la advertencia de jugar sin acuerdo con La Libertad Avanza, y es que el electorado del PRO apoya mayoritariamente a la gestión de gobierno. Según la última encuesta nacional de la consultora Pulso Research, el 72.5% de los votantes que se inclinaron por Juntos por el Cambio, es decir el PRO, en las generales del año pasado evalúa positivamente la gestión de Milei. Es el número más alto registrado por esa consultora desde agosto.
Para Macri, la encrucijada es aún mayor porque ve que la ciudad de Buenos Aires, la casa matriz, vuelve a estar en riesgo así como peligró en la campaña del año pasado, cuando Horacio Rodríguez Larreta se alió a Martín Lousteau en contra de su primo Jorge.
La gestión del jefe de Gobierno porteño creció llamativamente en los últimos meses en la percepción de parte de los porteños, pero está lejos de los niveles históricos del PRO y el ex presidente empieza a visualizar con amargura la posibilidad de perder el distrito en el 2027. En la Legislatura, hay diputados que empezaron a llamar a la capital “Ciudad Gótica”, en alusión a la sombría ciudad ficticia de los cómics. Por eso el ex presidente está tan atento a la administración de su primo. Pretende ser Batman.
En la actualidad, las chances de un acuerdo entre el PRO y LLA en la capital son escasas porque las relaciones penden de un hilo y porque Jorge Macri es perfectamente consciente de que Karina Milei va por ese distrito. El jefe de Gobierno analiza los pasos a seguir. Se debate entre desdoblar o no, y convocar o no a sesiones extraordinarias para eliminar o no las PASO. Necesita darle su impronta personal al distrito, pero también sabe que, con excepción de su primo Mauricio, que no quiere saber nada con ser candidato, no tiene ningún postulante tan potable para el Senado como las figuras que el gobierno le agita desde enfrente, con Bullrich y Manuel Adorni a la cabeza. ¿Será por eso que piensa en alguno de los dirigentes libertarios de la ciudad que fueron excluidos del círculo de la confianza presidencial?
En la provincia de Buenos Aires, la posibilidad de acordar una estrategia conjunta se discute con mayor seriedad porque es el bastión principal del kirchnerismo y hay un consenso generalizado en que un triunfo holgado del peronismo en ese distrito puede repercutir de manera negativa en el segundo tramo de la gestión. Es lo que eventualmente pasaría si el PRO y LLA no llegan a un acuerdo. Fue lo que pasó el año pasado, cuando Carolina Píparo y Néstor Grindetti dividieron el voto.
Según trascendió, Milei ya le habría garantizado a José Luis Espert encabezar la boleta de diputados. Es una promesa que ronda todo el tiempo en la cabeza de Diego Santilli, que conserva buenas mediciones en el conurbano y que tiene muchísimas ganas de ser el candidato de un acuerdo entre ambos sectores. Para eso trabajó a destajo durante todo este año. El diputado no quiere saber nada con postularse por el PRO en una lista separada del gobierno: cree que es error estratégico confrontar con un gobierno al que adhiere.
En el macrismo dicen que “El Colorado” puede tener chances. Y agitan una versión: que la influyente secretaria General de la Presidencia, es decir la hermana de Milei, no estaría muy entusiasmada con la candidatura de Espert. En el resto de las provincias gobernadas por el PRO, como Chubut o Entre Ríos, es otra la historia.
Primero hay que terminar el año, después pasar el verano. Para Milei y Macri, que terminan el 2024 mucho peor de lo que lo empezaron, todavía falta que corra mucha agua por debajo del puente.
Escrito por E-GRUPOCLAN
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